El café, esa bebida que nos acompaña en las mañanas, en las tardes y, a veces, incluso en las noches, se presenta en una gran variedad de sabores, aromas e intensidades. Esta diversidad se debe, en gran medida, a las dos variedades principales: el café arábigo y el café robusta.
¿Qué es el café arábica?
El café arábica o café arábigo, originario de las montañas de Etiopía, es considerado por muchos como el rey del café. Su grano alargado y ovalado, con una hendidura en forma de «S», guarda en su interior un tesoro de sabor y aroma.
Predominante en el 60% de la producción mundial, el arábica se caracteriza por su sabor suave y complejo, con notas afrutadas, florales y dulces que deleitan el paladar. Su acidez equilibrada y su aroma intenso lo convierten en el favorito de los paladares más exigentes.
Sin embargo, el café arábica también tiene sus exigencias. Su cultivo requiere de altitudes elevadas, climas templados y cuidados especiales, lo que lo hace más susceptible a plagas y enfermedades.
Propiedades del café arábigo en grano
- Grano alargado y ovalado con hendidura en forma de «S».
- Color marrón claro a medio.
- Sabor suave, ácido y complejo.
- Aromas afrutados, florales y dulces.
- Menor contenido de cafeína que el robusta.
- Cultivado a mayor altitud.
- Más susceptible a plagas y enfermedades.
¿Qué es el café robusta?
El café robusta proviene de África occidental, el café robusta se presenta como una alternativa más corpulenta y resistente. Su grano redondo, con una hendidura recta, esconde un sabor intenso y un aroma particular.
A diferencia del arábica, el robusta representa alrededor del 40% de la producción mundial. Se caracteriza por su sabor fuerte, amargo y chocolatado, con notas de tierra, nueces y especias. Su alto contenido de cafeína lo convierte en el aliado perfecto para aquellos que buscan un impulso extra de energía.
El café robusta también se destaca por su adaptabilidad. Prospera en terrenos bajos y climas más cálidos, resistiendo mejor las plagas y enfermedades que afectan al arábica.
Características del café robusta en grano
- Grano redondo con hendidura recta.
- Color marrón oscuro.
- Sabor intenso, amargo y chocolatado.
- Aromas a tierra, nueces y especias.
- Mayor contenido de cafeína que el arábica.
- Cultivado a menor altitud.
- Más resistente a plagas y enfermedades.
¿Cuáles son las diferencias entre el café arábica y el café robusta?
La principal diferencia entre el café arábica y el robusta radica en sus características intrínsecas y en las condiciones de cultivo.
Origen
El origen del café arábigo está en las montañas de Etiopía, este grano aristocrático se cultiva en altitudes elevadas, donde el aire fresco y el clima templado le brindan un perfil complejo y lleno de matices. El café robusta proviene de las tierras fértiles de África occidental, este café robusto se adapta con facilidad a terrenos bajos y climas cálidos. Su resistencia a plagas y enfermedades lo convierte en una opción popular para grandes plantaciones.
Cafeína
El café arábico cuenta con un contenido de cafeína que oscila entre el 0,8% y el 1,4%, este café ofrece una dosis moderada de energía, ideal para quienes buscan un despertar suave y armonioso. Por su parte, el café robusta cuenta con casi el doble de cafeína que el Arábica, este grano despierta los sentidos con un contenido que varía entre el 2% y el 4%. Perfecto para aquellos que buscan un impulso intenso y duradero.
Sabor
El sabor del café arábigo es un equilibrio perfecto entre una acidez vibrante y una dulzura sutil, el Arábica conquista con un sabor suave y complejo que revela matices de chocolate, frutos rojos y cítricos. sPor su parte, la intensidad del café robusta es la característica que mejor le define. Su sabor amargo y chocolatado, con toques de madera y especias, lo convierte en una opción ideal para quienes aprecian un café fuerte y con cuerpo.
Cultivo
El cultivo del café arábigo es delicado y exigente, y requiere de cuidados especiales, prosperando en altitudes elevadas y climas templados. Su cultivo artesanal garantiza la calidad excepcional de sus granos. En lo que al cultivo del café robusta respecta, es adaptable y resistente, pues se desenvuelve con facilidad en terrenos bajos y climas cálidos. Su rusticidad permite una producción a gran escala, haciéndolo más accesible.
En definitiva, el café arábica y el café robusta son dos variedades con personalidades únicas que dicen mucho del consumidor, y que nos ofrecen un mundo de posibilidades en cada taza. La elección entre uno y otro depende de nuestras preferencias.
Si buscamos un café suave, lleno de matices y con un aroma que nos transporte a campos floridos, el arábica será nuestro perfecto aliado. En cambio, si preferimos un sabor intenso, con toques de chocolate y un extra de cafeína para afrontar el día, el robusta se convertirá en nuestro compañero ideal.
Al final, la mejor manera de descubrir qué café nos enamora más es probarlos ambos y dejar que nuestro paladar sea el guía en esta deliciosa aventura.